Te odio. [Privado]

Nagisa... Le había contado demasiado al pequeño. Al día siguiente de lo que pasó en la iglesia se dirigió al cementerio... Le haría una visita bastante inusual a su hermano.
Nada más llegar se fue hasta su tumba un tanto enfurruñado y pisando un poco fuerte el suelo. Qué pena que Seimei no estuviera bajo su supuesto lugar de descanso eterno.

-... Seimei... Por qué...- Dijo delante de la tumba, mientras su enojo se volvía tristeza. -Por... qué...- Entonces agitó la cabeza mientras una lágrima bajaba por su mejilla. Miró con desprecio aquel sitio.

-... Te odio.

Metí 50 yenes en la máquina expendedora. Tras el "clank" que hizo la máquina, una lata de limonada fría cayó de su interior. Me agaché y la cogí, y cuando me puse de pié vi un par de orejitas asomar por un muro del cementerio.
De vez en cuando venía a patinar por allí, las avenidas del campo santo eran amplias y espaciosas y como no solía haber mucha gente, no molestaba a nadie.

Deslizándose despacio entre las tumbas me coloqué detrás del chico. Pero algo divertido se me ocurrió. De un bote me escondí detrás de un altar.

-... ah.. -susurré. Esto sería divertido.

Continuó mirando la tumba... Por un rato. Con una extraña mezcla de odio, amor y compasión. Todo eso junto producía dolor, un dolor que que disolvía en el cuerpo de Ritsuka como el azúcar en el agua. Pero de pronto escuchó algo... ¿Un susurro? Venía de su espalda. En seguida se incorporó, secó sus lágrimas un miró hacia atrás a la vez.

-Hay... ¿alguien?- Dijo sonando mocos hacia dentro y con voz todavía llorosa.

Arrojé un chino del suelo hacia otra dirección, y oí como algo se rompía. Me reí entre dientes.

-Ri.. tsu.. -volví a susurrar.

Tras esto, y con la agilidad felina que me caracterizaba, di otro salito y me escondí detrás de otra tumba.

-...ka..

Abrí la lata silenciosamente, y di un pequeño sorbo a la limonada. El amargor del limón me saltó las lágrimas.

Miró en dirección al sonido de algo que parecía romperse, un poco asustado. Escuchó los susurros de su nombre retumbar por el cementerio.

-¿Q-quién eres...?- Dijo mirando a todos lados, con miedo, pero serio.

Despacito da otro sorbo, este zumo me recordaba a Yôji... ¿Donde estaba?
No lo sabía. Y Ristuka... ¿donde estaba Soubi? lo sabía aún menos..

Un extraño pellizco en el pecho le hizo volver a la realidad. Le dolía el pecho.. pero no era algo físico.

-Ritsuka.. ¿alguna vez te ha dolido el corazón..?-dije mientras me descubría.

Entonces escuchó una voz conocida... Era ese neko que se codeaba con Soubi. Uno de los Zero.

-Na... Natsuo... ¿Qué haces aquí? ¿Y por qué me haces esa pregunta?- Preguntó un poco confundido.

La verdad es que no tenía ni idea de las intenciones del chico-que-no-siente, pero le resultó bastante extraño encontrárselo en aquel lugar...

Apreté los dientes, y cerré la boca para luego expulsar un bufido.

-¿Que vas a saber tú, si estas pisando la tumba de tu hermano?- grité un poco ofuscado. La sensación de mi pecho llevaba atormentandome varios días, desde que me dio por pensar en el paradero de todos.

Apreté un poco la lata de refresco y una gota cayó en mi mano. Me llevé la mano a la boca y lamí el poquito zumo que había caído en ella.

Sonreí con malicia.

-Sigues siendo un amargado. Mono, pero amargado.

Alzó una ceja ante su comentario... No le pareció bien escuchar eso. Aunque no lo admitiera todavía sentía compasión por Seimei.

-Cállate.- Replicó secamente mientras lo miraba un poco sonrojado, enojado.

Luego miró cómo lamía el zumo... Lo cierto es que Natsuo le resultaba un poco extravagante. Tras su comentario dio un paso hacia el pelirrojo.

-¿¡A qué viene eso!?- Bufó molesto.

-No me importa lo que digas- sentencié mientras sonreía.- responde.. ¡venga!, ¿te ha dolido el corazón?

Mientras hablaba me acercaba a él. Sin darme cuanta esta a solo unos centímetros de su cara. Una brisa se levantó mientras lo miraba fijamente y desafiante a los ojos. Su pelo, alborotado por el viento, me hacia cosquillas en la nariz.

-Hmpf

Tan arrogante como siempre. Suspiró profundo resignándose, y se puso la mano sobre su pecho, mirando al suelo algo triste.

-Muchas veces... Es más, me duele ahora mismo.- Susurró triste mientras sentía cómo el viento se paseaba acariciando su cuerpo, ignorando la cercanía de Natsuo.

Le puse la mano en el pelo y se lo alboroté más todavía. El cabello desprendió un dulce aroma.

-Me gusta que sufras...

Cogí y tomé otro sorbo de la limonada la cual se agotó completamente. La tiré al suelo haciendo un poco de ruido.

-Bueno, temas aparte... ¿has visto a Yôji?

Se quejó un poco al removerle los cabellos, y apartó la cabeza alejándola de su mano. Qué comentario tan... ¿horrible, era la palabra?
Miró con expresión molesta cómo terminaba su bebida y la arrojaba al suelo tan tranquilamente. Luego regresó la mirada a Natsuo.

-No. Siempre que lo veo está contigo. Es más, es la primera vez que te veo sólo, creo.

Arqueé una ceja y lo miré mal. Hacía mucho tiempo que no lo veía, y, creo que me ponía de mala leche no estar con Yôji.

-No mientas mocoso...- le dije- Hace mucho tiempo que no lo veo y no sé donde está... tú has de saber algo, puesto que estás con Soubi, ¿no?

Otra brisa fresca revolvió las hojas del cementerio. Una pequeña nube de polvo batió mi espalda.

-Bueno que sabrás tu, enano- le sonreí.

Sacudió un poco la cabeza, ya que el polvo que levantó el viento azotó su rostro suavemente. Lo miró de reojo mientras gota parecía resbalarle por la nuca, dado a su contrariedad.

-¿Entonces en qué quedamos? ¿Lo sé o no?- Suspiró. -Soubi es un pesado. Nos peleamos haces un tiempo, conseguí quitármelo de encima...

Miré a derecha e izquierda rápidamente, vigilando por si alguien venía.

-Bueno... y... ¿encontraste a LOVELESS?..- le espeté.

Miró extrañado la vigilancia, y luego creía entenderlo al escuchar semejante pregunta... Qué pena. Todavía no. Aunque esa pregunta le vino algo de sopetón y sin querer se sonrojó.

-Un... No... Todavía no.- Dijo algo desganado mirando al suelo. Quizás su fighter sería casi el único con el que quisiera estar...

Oh, qué ganas tenía el pequeño de encontrarse con su pareja.

Lo miré y sonreí picaruelamente...

-¿Quieres encontrarlo...?

Apreté la lata de limonada y la reventé.

Apretó los ojos al reventar la lata, un poco asustado por su sonrisa y esa pregunta.

-S-sí...

Me acerqué lentamente al pequeño y coloqué mi mano en su pelo, el cual acaricié. Le besé la cabeza y volví a proferir una sonrisa.

-Pues hagamos chillar al ratoncito...

Echó su cuerpo un poco hacia atrás al notar que se acercaba, y cerró un ojo al posar la mano en su cabeza. Sonrió levemente al notar su caricia, ¿qué se supone que estaba haciendo? Se sonrojó muy levemente al ser besado y lo miró de forma extraña.
No entendió ese comentario, aunque se olía que algo no iba bien... Dio un paso hacia atrás.

-¿Qué has querido decir con eso...?- Cuestionó un poco asustado.

Con uno de los bordes afilados que se habían formado el la lata al reventar le arañé un brazo profundamente. Mientras lo sujetaba por la espalda firmemente. Volví a clavarle la lata varias veces.

-No pararé hasta que venga tu fighter..

Sintió el arañazo como una quemadura y enseguida comenzó a brotar gran cantidad de sangre. El pequeño gimió y notó cómo lo sujetaba, gimiendo con cada nuevo corte.

-¡Ahh! ¡¿Qué haces?! ¡Para!- Sollozó moviéndose con fuerza.

Esos gritos... la sangre, y echo de hacerlo en un cementerio me ponían bastante. Oía sus gritos y sus quejidos que me alimentaban como si fuesen oxígeno para mis vacíos pulmones. Y la sangre, parecía un vampiro, la sangre traía como resultado el dolor...

-Hmn, creó que tendré un orgasmo dentro de poco pequeñajo- enserio, me ponia a cien el hecho de oirlo chillar como un niño pequeño. Quería más, más todavía.

Lo volví a cortar, ahora más profundamente, y mas despacio. La sangre llegó hasta mis dedos, tibia como un baño...

Ese último corte le hizo apretarlos dientes... Aquello ya le estaba doliendo bastante, y el simple hecho de ver cómo su sangre caía estaba haciendo que comenzara a marearse. Los labios se lle pusieron blancos, y comenzó a sudar moviéndose cada vez con menos fuerza.

-Na... Natsuo... Para...- Sollozó intentando apretarle las uñas en los brazos.