Te encontre...me responderas quien soy? [priv Ritsuka]

oh, genial ese dia ya era cansador y eso que recien eran las 3 de la tarde, dio un suspiro sentandose en una banca sacando una cajetilla encendiendo un cigarro para calarlolentamente intentando relajarse, si habia sido un cansador dia,empezando porque unos tiosno querian pagar deudas saldadas y tubo que ir personalmente a saldar las cuentas, su camisablanca estaba manchada en sus mangas y pechos salpicadas con algode sangre mas su gabardina le tapaba cualquier rastro a ello.

- tengo...hambre...

musito con el cigarro entre loslabiosmirando el cielo, era tan azul, no recordaba la ultima vez que lovio asi, mas bien, nunca tenia tiempo de ver el cielo o als estrellas, ni siquiera cuando era pequeño, solto un suspiro peinando sus cabellos hacia atras mirando la hora, el dia se le estaba haciendo interminable pero la verdad era que algo esperaba, el que? ni el lo sabia solo esperaba y sabia que en aquel lugar lo encontraria, pero que cosas dicia' que podia encontrar en un aprque lleno de niños corriendo de un lugar a otro?

Esa noche apenas había dormido. Por poco se queda dormido en clase, aunque al final salió adelante. Ese era uno de esos días en los que volvía a casa camino del parque, a veces iba por las calles, y otras por el parque, según le viniera en gana. Total, en ninguno de los caminos se demoraba más si tiraba por ahí.
Iba por el paseo del parque, mientras miraba a los más pequeños corretear y demás por ahí. Entonces pasó demasiado cerca de una banca donde había alguien sentado, y sin querer se tropezó con su pie, pero no llegó a caerse. Lo miró un tanto sonrojado y todavía con expresión de sueño.

-Go-gomennasai!!- Dijo inclinándose ante él.

Tosió un poco al golpear el humo su cara, y desvió un poco la mirada. Lo cierto es que se asustó un poco por el comportamiento del desconocido.

-Mi nombre es Ritsuka...- Dijo volviendo a mirarlo una vez se hubo disipado el humo... El maleducado era el mayor.

-U-un gusto.- Repitió Ritsuka, molesto por ese "mote" por el que lo había llamado.

¿Qué estaba mirando ahora? Lo cierto es que el hombre le resultaba extraño y le asustaba un poco pero suspiró recuperando la compostura.

-¿Qué cara?- Dijo sin entenderlo, señalándose con el índice la suya propia.

Observó su mano tocar la banca y luego regresó la mirada al mayor, era cierto, tenía sueño. Se sentó mirándolo de frente, viéndolo sonreír por primera vez.

-Ehm... Sí he dormido.- Dijo mintiendo, no iba a contarle su vida a un desconocido.

Lo escuchaba mientras se frotaba los ojos de sueño, aquella conversación le estaba aburriendo, ojalá no hubiera sido tan torpe como para tropezar con él... Entonces se sobresaltó al cogerlo del mentón y dejó de frotarse los ojos para mirarlo un poco asustado.
Abrió sus ojos mucho un tanto asustado, ¿por qué tenía que saber algo sobre su hermano? Le dio una bofetada no muy fuerte a la mano ajena pero lo suficiente para apartarla y alejarse.

Se quedó mirándolo extrañado como un gatito asustado.

Lo miro respirando levemente agitado, luego el rasguño y luego de nuevo al mayor, se dejó acariciar el cabello momentáneamente, y justo antes de ronronear se apartó alejándose un poco más.

-¿Qué haces...?- Terminó diciendo... ¿Qué se supone que buscaba el desconocido? -¿Qué sabes tú de mi hermano?

Alzó una ceja al verlo reír... Era un tipo raro. Al escuchar esa respuesta se levantó ofensivo.

-Ni se te ocurra tocar a mi hermano... O tendrás que vértelas conmigo.- Advirtió, aunque en sí el gatito no pudiera hacer mucho... ¿O sí?

Lo cierto es que aquello se estaba haciendo extraño... Y cada vez tenía más sueño.

Fue obligado a sentarse bruscamente de un tirón, por lo que gimió suavemente al dar el porrazo contra la banca.
Escuchó sus palabras levemente sonrojado, aunque bastante asustado, apretando los dientes. El pelo de la cola se le erizó. Mientras hablaba intentó zafarse, pero el mayor lo sujetaba con fuerza, y nada más se hubo callado le dio una bofetada con la mano que tenía libre, quedándose quieto, mirándolo jadeante y aterrorizado.

...

"Madre me reñirá si no vuelvo pronto."

Lo observó de cerca y asustado, mientras una gota de sudor resbalaba por su mejilla. Luego intentó soltarse, pero no podía, se hacía daño en la muñeca, ¿a dónde lo llevaba?
Lo observó desde la banca una vez lo hubo sentado mientras intentaba tragar la espesa saliva que producía su boca en esos momentos, respirando agitado.

-¡No me importa lo que fuera, sólo quiero que me dejes ir, me estás asustando, y encima no sé quién eres!- Gritó desesperado apretando los ojos.

Qué esúpido fue al volver a casa por otro camino.

¿Por qué no dejaba de una vez esas asquerosas colillas? Sólo hacían ponerlo peor.
Suspiró mirando hacia el otro lado donde se había apoyado el mayor, exasperado... Quería irse... Pero ese hombre sabía demasiado. Muy bien, podía ser lo que fuera, conocer lo que sea, pero Ritsuka prefería mantenerse al margen...

-Todo eso me parece muy bien... Pero dime qué quieres de mí y déjame ir...- Dijo sereno y sin mirarle.

Le sonrió levemente a modo de agradecimiento por lo de la colilla, y al escucharlo se sobresaltó un poco, mirando curioso al mayor. ¿Quién...?

-¿Cómo que están cerca? ¿Quiénes?- Preguntó agitado.

Lo miró extrañado, alzando una ceja. ¿Estaba vigilando...? Ese Eun era alguien demasiado extraño... Ritsuka no sabía de quién estaba más asustado, si de él o de su madre.
Al escuchar sus palabras abrió sus ojos mucho y se sonrojó levemente, ¿querían matarlo...?

Bueno, da igual. Quizás no le vendría mal comer algo.

-Algo de pescado... Vendría bien.