cuidando a un cachorro

Eun se le acercaba demasiado... Eso le intimidaba en cierto modo. Y esos roces en las orejas... ¿Por qué tenías esas cosas? Sólo eran impedimentos que le hacían sentir bien si las tocabas...
Continuó con la mesa y después de dejarla preparada se puso junto a Eun sin decir nada, mirando el horno.

Continuó mirando aquella cosa, que calentaba su comida al son de una luz rojiza, y volvió al mundo al sentir cómo Eun lo apegaba a su cuerpo. Sonrojado y un poco sobresaltado, lo miró a los ojos.

-¿Un qué...?- Apenas terminó la frase sus labios ya fueron invadidos por los del otro, abrió mucho los ojos, sin embargo esta vez no se resistió, esta vez quedó petrificado.

Miró asustado al mayor a los ojos, mientras intentaba mantener el ritmo de la respiración, que se le rompía a la par que el cardíaco.
Sus brazos colgaban inertes, esperando que el mayor lo soltara por sí solo... Si se resistía suponía que era peor.

SImplemente obedeció y se sentó a la mesa, mirando al suelo, no lo miraría en ningún momento... ¿Qué había pasado? Eso no era propio de Eun...
Levantó un mano y pasó el dedo por el borde del plato varias veces.

Sin mirarlo aún y en silencio obedeció. Al fin y al cabo era mayor, peligroso, y encima lo tenía secuestrado.
Cogió otro pedazo y comenzó a comerlo despacio, quemaba un poco.

Lo lamento por lo de antes..solo sepárame si no quieres


Hablo ya rompiendo el tan incomodo isleño que se había
formado entre ambos, sabia muy bien que la tentaron le vencería de nuevo pero
la próxima no seria un suave beso de niños.

Con la mirada fijada en el plato negó con la cabeza lentamente, mientras acercaba el jugo a sus labios para beber un poco. Volvió a dejar el vaso sobre la mesa y continuó con el trozo, terminándolo y cogiendo otro.

Era como si sus labios estuvieran cosidos.

solto un suspiro algo molesto al no tener respuesa del menor, el silencoi cada vez se le haia mas y mas pesado, carraspeo un momento algo fuerte

- porque no respondes no recuerdo averte comido la lengua

Alzó la vista, mirando penetrante e inconscientemente al mayor.

-... ¿Qué... quieres que diga...?

no se..lo tipico que responden los niños al besarlo..un que te crees o algo por el estilo insultos el porque lo ago no se...algo

desvio la mrada al ver sus ojos, joder que cada vez que los veia recordaba aquellos ojos humedos del niño uando lo habia besado momentos antes

-Me tienes secuestrado, ¿no? Supongo que lo haces porque quieres...- Respondió mientras daba otro bocado y dejaba de mirar al mayor.

Observó su plato y luego al mayor. Parpadeó un par de veces y dio un fuerte grito, rompiendo el silencio de la vivienda sin venir a cuento.
Tras eso y unos segundos, volvió a morder su trozo de pizza tranquilamente.

Esas simples palabras hicieron que la pizza cayera sobre el plato para taparse la boca con ambas manos y mirar aterrorizado al mayor.

-Lo... Lo siento...- Sollozó.

No lo observó alejarse, pero una vez lo hizo terminó su comida dejando el plato sobre la mesa y se fue, situándose frente la puerta del baño.
Escuchó sus palabras y se metió en el baño, dejó la camisa sobre una percha. Se dio una ducha caliente... Oh, qué bien se sentaba.
Tras eso se secó el pelo y se lió la toalla desde el pecho hasta las rodillas, se dirigió a la habitación encontrándose con el mayor.

-... ¿Y mi ropa?- Cuestionó mirándolo curioso.

¿Una vida de 0...? ¿Acaso se iba a convertir en el hijo de Eun? Ritsuka por una vez en la vida echaba de menos las palizas de su madre. Sólo necesitaba... Huir de las manos de ese hombre.

Ahora ya podía destapar su cuerpo lejos de Eun. Dejó la toalla caer al suelo y comenzó a ponerse la ropa que le indicó Eun.
Tras abrocharse los zapatos bajó a paso ligero.

-Ya estoy.- Dijo con un suspiro.

-¿Cuándo se ha visto a un secuestrado alegre...?- Susurró replicante y siguió al mayor, esta vez con una expresión algo más de enojo hasta llegar al coche.

Vaya... Esa tienda parecía bastante cara. Bajó del vehículo ayudado por el mayor y se adentraron al establecimiento.
Notó cómo Eun le decía aquello y lo miró de reojo, sonrojándose y soltando una suave voz al sentir aquel mordisco.

-Gracias...- Dijo alejándose para buscar ropa... O para otra cosa.

Dios unos pasos y luego comenzó a correr, buscando cualquier salida para salir al exterior. Las salidas de emergencia estaba estaban todas cerradas. Y los cristales de los ventanales eran muy gruesos. Golpeó con ambas manos uno de ellos y se dejó caer al suelo llorando. La desesperación y la ansiedad le invadían, y empezaba a sentir un poco de claustrofobia a pesar del gran tamaño del establecimiento.
Un par de minutos más tardes suspiró, intentando tranquilizarse y borró sus lágrimas.
Comenzó a dar vueltas por la tienda, y encontró algo que le gustó. Una camisa y pantalones blancos... Aunque quizás era demasiado elegante. Continuó andando y divisó un pequeño jersey de tirantes a rayas blancas y grises, que combinaban bien con unos tejanos en negro. Buscó de su talla y se lo llevó a los probadores... Parecían quedarle bien...

-¡Eun! ¡Ven un momento!- Llamó desde allí dentro.