Nublado *PRIV*

Nublado. El día andaba así. Light decidió salir para comprar comida, entre otras cosas... Esa noche tenía cierta invitada en casa y quería que todo saliera bien. Se andaba por la calle, había un complejo comercial no muy lejos de su residencia, y encima le llevaban las compras a domicilio. No tenía mucho, pero tenía dinero para permitirse ese pequeño lujo.
Una vez hecho el encargo, y de vuelta a casa, se sentó en una banca frente a una tienda cualquiera. Lo cierto es que en ese extraño y nublado día despertó con un extraño presentimiento...
Su seria mirada se paseaba por los coches que pasaban a distintas velocidades por la calle.

Se encontraba dentro de una tienda donde vendían unos pasteles increíblemente deliciosos. Siempre se pasaba por ahí luego del colegio o simplemente cuando le daba hambre. Al comprar lo que quería y dirigirse a la salida sintió algo extraño, un sentimiento que no era temor pero se le asemejaba. Cuando salio su mirada se cruzo con la del chico rubio que estaba sentado en la banca frente a la tienda. Lo observo unos segundos sin moverse.
-quien... es el?…-
Susurro para si mismo.

Notó cómo alguien lo miraba y desvió su mirada para ver a un neko... No estaba acostumbrado a tratar con muchos. Pero lo estaba mirando. Y de una forma un tanto extraña. Manteniendo su mirada seria, arqueó una ceja. Su mente estaba en blanco, y el pequeño no dejaba de mirarle.

Noto como aquel chico le devolvía la mirada y comenzó a ponerse algo nervioso, así que desvío la suya mientras la cubría con su flequillo. Comenzó a caminar rápidamente sin dirección alguna. Su corazón latía rápidamente y aun no entendía por que. Luego de caminar un buen rato y alejarse lo más que pudo del lugar, se sentó en una banca que había cerca de donde estaba y comenzó a comer uno de los pasteles que había comprado.
-¿que habrá pensado de mi…?-
Dijo con desilusión y un poco de verguenza.








((>=P no modifique mi post anterior por que soy muy rudo (?) xD))

Ahora se iba... Pero ya había despertado su interés. Descruzó sus piernas y se levantó con las manos en los bolsillos, lo habitual en el chico. Siguió desde el otro lado de la acera la trayectoria del neko hasta, un par de minutos más tarde, volvérselo a encontrar sentado en una nueva banca, comiendo un dulce. Vaya... Ahora parecería un acosador. De todas formas su piso estaba casi al lado del pequeño, así que sonrió de lado y cruzó la carretera. Pasó justo al lado del mismo y le dedicó una mirada un tanto penetrante, sacando la mano del bolsillo para abrir la puerta de entrada del edificio de pisos con un suave empujón, y se detuvo en el umbral de la misma.

Ese niño... Desprendía algo.

Parecía un imán.

Cuando el chico paso por su lado y lo miro con sus ojos penetrantes, se sonrojo un poco y volvió a esconder su mirada con su flequillo.
Solo quería hablarle sin embargo… su timidez no se lo permitía.
Volvió a sentirse desilusionado de si mismo.
-¿por que soy tan… yo?-

Dio un paso atrás volviendo a mirar al niño, esta vez con aire curioso. ¿Qué más daba? De todas formas ya notó algo, y si sus palabras debían encontrarse lo harían. Se sentó al lado del neko con un suspiro.

-Uff... Vaya día, ¿no?- Dijo sin más, con tono amable, intentando entablar conversación con aquella personita tan extraña a su persona.

Cuando sintió al chico cerca, su corazón volvió a latir rápidamente. Tanto que sus palabras casi no salían. No quería mirarlo ya que sabía que eso dificultaría más el poder entablar una conversación decente. Pero para no perder la oportunidad de poder hablar con el, aunque fuera solo un momento, respondió con lo primero que se le vino a la cabeza.
-Odio los días así….-
Su tono de voz fue casi como un susurro, y su mirada se dirigió al cielo.

Con las manos en la nuca y aspecto despistado lo miró de reojo y sonrió de lado. Volvió a mostrar su rostro despreocupado. El niño parecía mostrarse un poco cerrado, pero...
La situación no era normal.

-Pues... yo no.- Dijo concluyente. -Lo cierto es que a veces me gusta la tranquilidad de los días nublados, o que no haga ni frío ni calor.- Giró el rostro un poco sin mover sus brazos, que aún se encontraban tras su nuca, para mirar al niño y que el niño lo mirara a él.

-¿Qué haces por ahí tan solo?- Preguntó finalmente interesado.