cuidando a un cachorro

Mientras iban en el coche Ritsuka ni hablaba ni se movía, y apenas parpadeaba. Ni siquiera cuando acarició sus cabellos.
Cuando lo cogió en brazos le dedicó una triste mirada, su moral estaba por los suelos por lo que Eun hizo y por la pelea de su madre, y por todo lo demás. Luego de eso volvió a mirar al infinito, hasta que lo sentó en el sofá. Cuando volvió y se sentó en frente suya miró un arañazo que tenía en el brazo.

-¿Qué es un senkai...? ¿Dónde... Dónde estamos...?- Susurró todavía sin ganas.

Apretó los ojos y gimió débilmente al curarlo, escocía. Luego los volvió a abrir despacio y alzó la mirada hasta el rostro de Eun.

-Supongo que gracias... Y sobre eso... Yo no soy ni discípulo ni maestro de nadie...- Dijo en voz baja y serio, mirándolo con una expresión mezcla de tristeza, miedo y enfado.

Simplemente asintió, lo cierto es que no le importaba que fuese su maestro.
Se levantó con lentitud y dolorido por los golpes y siguió a Eun a paso lento, mientras miraba al suelo con el rostro serio.
Comenzó a subir los peldaños.

Se sonrojó levemente y abrió un poco más los ojos al volverlo a cojer así, pero enseguida volvió a desviar la mirada. Lo observó y escuchó sus indicaciones.
Se quitó la ropa, excepto la interior, y la dejó bien colocada sobre la cama. Luego se puso la camisa de Eun, le quedaba grande... Pero bah, parecía un camisón.
Bajó frotándose los ojos.

-Eun... Ya estoy...- Dijo sonriendo muy levemente por la idea del chocolate.

-S-sí... Gracias...- Susurró sonriendo un poquito más.

A pesar de todo, Eun era agradable en algunos aspectos... Ojalá no... Ojalá no volviera a hacer aquello que hizo en la puerta de su casa. Movió un poco la cola moviendo la camisa, y echó las orejas hacia atrás cuando cogió el vaso entre sus manos, protegido por las mangas de la camisa ya que le quedaban grandes... Comenzó a beber.

Se dio media vuelta para mirar al mayor, y una vez volvió y se puso frente a él dejó de beber para sonreírle. Luego volvió a dar un par de sorbos más.
Estaba rico. Le sentó bien. Sentía como aquel calorcito invadía su cuerpo, aliviándolo y relajándolo.
Dio un pequeño botecito al preguntar eso Eun.
Tras un par de segundos desvió la vista y apartó el vaso de sus labios, sin tragar el chocolate, e hizo un sonido con la garganta en el que se podía escuchar "ajá". Luego, con la vista desviada, volvió a beber los últimos sorbos, y dejó el vaso sobre la mesa tragando.
Soltó un suspiro aún sin mirarle.

-Gracias... Me sentó muy bien...

Se sonrojó y miró sonriente al mayor al recibir sus caricias en la cabeza, pero dejó de sonreír y miró al suelo cuando comentó eso... Secuestrado... Por Eun...
No se movió mientras lavó las tazas.

-Deja de decir eso, pesado...- Murmuró por lo de niño, acomodando su cabeza por la caricia en una de sus orejas. Tras eso se dirigió al dormitorio.

-Está bien. ¡Hasta mañana!- Dijo subiendo las escaleras.

Una vez en el dormitorio no quiso destapar la cama, simplemente se tendió sobre ella y miró hacia la ventana, la luz de la Luna que traspasaba los cristales de la ventana, y tras secarse mal unas lágrimas se quedó profundamente dormido, aunque las lágrimas no pararan de brotar...

Soltó un ruidito en sueños cuando Eun lo tapó, y ya las lágrimas dejaron de salir, aunque mantviera una expresión un tanto triste.

Débiles rayos de sol entraban ya por la ventana, era por la mañana aunque demasiado temprano. Se incorporó sentándose sobre la cama con las rodillas sobre la misma, mientras bostezaba silenciosamente y se frotaba los ojos con las mangas de la camisa. Movía con sigilo la cola de un lado a otro, mientras mirba a Eun con expresión seria sin hacer un ruido.

Lo miró sonrojado, parpadeante, y un poco asustado. Lo habría espantado él. Dejó de mover la cola y miró hacia abajo.

-L-lo siento...- Dijo pensando que tenía la culpa, un poco apenado.

Levantó un poco la mirada, mas no la cabeza, cuando oyó eso. Aunque sí que le levantó cuando el mayor de incorporó, sino no alcanzaría a ver el rostro. Lo siguió con la mirada hasta verse sentado a su lado y se sonrojó un poco más.

-Dormí bien... No tuve pesadillas... Creo que fue gracias al chocolate... Gracias... - Dijo un poco tímido volviendo a mirar hacia abajo.

Al sentir la mano entre sus orejas, acariciándolo, cerró los ojos y levantó la cabeza dándole espacio al mayor, mientras comenzaba a ronronear suavemente. Aunque no duró mucho así. Lo observó salir por la puerta y se levantó para seguirle, sin importarle la "vestimenta" que llevara puesta.

-No me importa qué comer mientras me guste... Y sí, pizza estaría bien...

Lo siguió y observó extraña, pero obedientemente, sin rechistar, y asintió con la cabeza, mientras le preguntaba al mayor donde estaba cada cosa para empezar a poner la mesa.