Decepción

Había salido con la excusa de que tenía que comprar unas cartulinas para la escuela. Cualquiere excusa era buena con tal de no estar en casa junto al amante de su madre.

Por el camino se encontró una lata de un refresco tirada en el suelo, vacía, y jugueteó con ella haciéndola rodar con el pie. Caminó calle abajo y la lata se le escapó y rodó hasta debajo de un banco, donde un joven estaba sentado.

-Hola, ¿puedes acercarme la lata?-dijo con una sonrisa amigable.

Un sonido metálico zumbó el lugar, donde se escuchaban lejanos vehículos y algunas personas rondando por ahí. Miró entre su pelo y una lata rodó cerca de sus pies. Alzó la vista, un neko pedía el cilindro vacío y un poco arrugado, mientras una linda sonrisa reinaba su semblante. Alzó una ceja y sonrió mostrando sus perfectamente blancos dientes.

-Claro.- Dijo melodioso y le dio suavemente con el pie a la lata acercándosela. -¿Qué haces por aquí?- Añadió, interesado en el neko...

Frenó la lata con el dorso de su pie izquierdo y sonrió al joven.

-Nada interesante, la verdad. Simplemente daba una vuelta.-contestó moviéndose juguetonamente, haciendo rodar la lata entre sus pies.

-¿Y tú?-preguntó con interés.

-Aham...- Dijo perdiendo el interés, comenzó a mirar a la gente pasar. -Pues... Buscaba alguna que otra tiendecilla en la que gastar mi dinero.- Dijo sonriendo con superioridad y regresando los ojos, que se vislumbraban entre su pelo, al neko. Ya... No quería comprar. Aunque no tenía interés quería gastar el tiempo. Ya buscaría tiendas otro día.

-Bah, es igual... ¿Te acompaño?- Dijo levantándose de su sitio, no iba a aceptar un no por respuesta.

Observó a su alredor. Había bastantes tiendas por esa zona... supuso que no había nada que le convenciese.

Movió las orejas al escuchar su petición y asintió con un poco de indiferencia.
-Como gustes. No tengo pensado ningún sitio al que ir...-contestó, dando una patada a la lata, haciendo que se alejara del lugar.

-Ya sé, ¿te apetece ir al parque? es un bonito sitio para dar un paseo.-sugirió acercándose al joven y tomándole de la mano. Le observó con más detalle y le llamó la atención su flequillo.

-¿Por qué escondes tus ojos?-preguntó curioso.

Miró cómo se alejaba la lata, para luego mirarlo de reojo mientras hablaba de ir al parque. Estaría bien... Entonces giró su cabeza brusco al notar cómo agarraba su mano. Lo miró con un poco desprecio, pero lo dejó. Luego sonrió, al escuchar su pregunta.

-Pues... los escondo... Porque me gusta. Entonces, ¿vamos al parque?- Le sonrió aparentemente dulce, mientras agarraba su mano.