Tiendas, gastar, gastar ~Privated~

Ahora por fin sabía dónde estaban las tiendas... Y no por casualidad llevaba ese día la cartera llena. Con los ojos brillantes y una gran sonrisa iba revoloteando entre las calles, mirando tooodos los escaparates, esperando encontrar una buena tienda. Pero algo zumbó su mente, algo que le llamó la atención. Miró hacia un lado.

Estaba ahí, trabajando en una de esas famosas tiendas donde todo es tán caro y lujoso sin tener más remedio que hacerlo. Atendió a sus clientes con una sonrisa de oreja a oreja, vestido no muy fomal pero bien arreglado con un toque divertido, en un momento de relajo giró la vista y vió a través de la entrada como un chico miraba hacia la tienda.
-¿Querrá entrar?- Pensó moviendo sus orejitas simultáneamente, dudoso

Qué... tienda... tan...

-Oh my God... Esta tienda está hecha para mí...- Murmuró para sí mientras miraba entre su pelo con los ojos muy abiertos el genial escaparate que tenía en frente.

Sin pensarlo dos veces entró adentro un tanto a prisa, mirando rápidamente tan fantásticas prendas allí colgadas minuciosamente. Fantásticas prendas entre las que encontró un pantalón blanco. Tenía una cadena colgada a la cintura, y su precio era bien... elevado. Al tacto se notaba que era de calidad. Buscó su talla, ni siquiera se lo probó, y se encaminó al mostrador, dejándolo allí, sin ni siquiera mirar al dependiente.

-Esto...

Luego volvió a las ropas y vio una camiseta rayada a distintos grises. Ya tenía varias, pero no estaba de más una nueva. La dejó sobre el mostrador también.

-Y esto...

Volviendo por segunda vez, agarró otra camiseta, esta estaba rayada como un arco iris, tampoco miró la talla. La agarró y también para el mostrador.

-¡Y esto también!- Alzó la vista, mirando por primera vez al dependiente... Pequeño dependiente. Se quedó un poco extrañado, pero se veía tan lindo...

-Qué cute...- Susurró sonriente. -Por favor, hágame la cuenta... Si es tan amable.- Dijo por último acercando su sonrisa un poco al rostro del pequeño.

Observó minusiosamente como el mayor entraba en la tienda y se ponía a buscar prendas como loco -Otro ricachón más...- Dijo para sí mismo mirando al joven con algo más de atención, fijandose en su rostro, en sus andares y en su cuerpo, realmente era guapo y bello. Salió de su mundo cuando el joven puso la primea prenda sobre el mostrado fijandose en la etiqueta del pantalón la cuál tenía un precio bastante elevado como la mayoría de las prendas ahí expuestas.

Alzó la vista mirando al joven intensamente haciendo que este bajara un poco sus orejitas debido a la superioridad que desprendía -Ahora mismo le cobro señor- Exclamó con una sonrisilla leve en sus labios comenzando a cojer prenda por prenda para mirarle el precio y hacer los cálculos. Una vez terminado le entregó un cheque donde venía la cantidad exacta que tenía que pagarle y metió toda su ropa en un par de bolsas

-¿Señor? Por favor, pequeño, no me llames así, me hace sentir viejo.- Dijo soltando una pequeña carcajada mientras agarraba el cheque.

Tras eso alzó la vista hasta el cabello del rubito, observó sus orejitas... Realmente era mono aquel pequeñajo.

-Por cierto... ¿qué haces trabajando a tan temprana edad?- Comentó sonriendo, con los ojos tapados y el codo apoyado en el mostrador, supuestamente mirando el cheque. Giró la vista mostrando entre dos mechones de pelo su ojo grisáceo, afelinado... Encima el dependiente era un neko; Cualquier adulto, el peliblanco, por ejemplo, podría hacerle algo. Estaba indefenso tras el mostrador.

Lo miró con algo de egocentrismo suspirando levemente ante sus risitas -¿Que le hará tanta gracia?- Pensó mientras salía de detras de ese mostrador dejandose ver su vestimenta posterior, unos pantalones cortos más o menos por los muslos de color negro y con un par de cadenas a los lados adornado por un cinturón de cuadros blancos y negros, todo complementado con una camisa de media manga blanca. Miró al mayor con el ceño fruncido pero con una cara realmente adorable
-¿Para que quieres saber a que edad trabajo? Preguntó interesando acercandose al chico para mirarle desde abajo, moviendo su colita de un lado a otro.

Miró cada movimiento que hacía... Sin borrar esa perfecta sonrisa de su rostro. Esa expresión de "molestia" que mostraba el pequeño le encantaba... Se veía tan lindo...
Giró su cabeza a medida que el niño se movía, siguiendo cada paso... observando con atención el movimiento de su colita y orejas... Sería divertido robárselas, si lo hiciera.
Alzó una ceja a su pregunta y rió melodiosamente.

-No he preguntado a qué edad trabajas, sino por qué trabajas a esta edad... Eres un poco pequeño, ¿no? Cualquier degenerado podría hacerle algo a tu linda personita...- Dijo mirándolo con los ojos entrecerrados entre su flequillo, todavía sonriente.

Se sobresaltó al escuchar las palabras del mayor haciendo que se le erizara un poco el pelo de la cola y bajó sus orejitas sonrojado
-Qu-que dices!....nadie me hará nada....el me tiene controlado- Al decir esto último una cara triste se le dibuja en el rostro del pequeño llendose hacía varias prendas mal colocadas para arreglarlas y ponerlas en su sitio

En ese momento su sonrisa desapareció.

-¿Controlar...?- Murmuró, mientras se sentía un poco mal al ver su triste rostro.

Alzó una ceja una vez el pequeño comenzó a dirigirse hasta las prendas, y luego lo siguió, poniéndose a su lado y comenzando a mirar la ropa de nuevo.

-¿Cómo que te controla? ¿Quién?- Preguntó sin mirarlo.

-Pues...es...- De repente, cuando el chico hiba a contestarle unos fuertes golpes se escucharon detrás de una puerta que segundos despues era abierta por un tipo gordo que vestía traje de chaqueta y un montón de anillos y colgantes de oro, se acercó al pequeño y lo cojió del mentón desafiante
-Que haces que no estás trabajando eh?! recuerda de que harás lo que yo quiera me oiste!!- Gritó al pequeño el cuál estaba casi llorando con la sola presencia de ese tipo en frente suya, el gordo miró al peliblanco y le sonrió amablemente para después volver la mirada al pequeño
-Aunque....ya sabes que si no haces bien tu trabajo me lo pagarás de otro forma..jajajaaj- Dicho esto se fué dejando al menor atemorizado en el sito con la cola entre las piernas y las orejas agachadas totalmente, soltando unas pocas de lagrimas que caían por sus mejillas.

Abrió sus ojos mucho y giró la cabeza bruscamente echándose el pelo a un lado, mostrando sus ojos grises, profundos, y felinos, y observando como un obeso hombre se acercaba al pequeño. Observó la escena sin reaccionar, extraño en el peliblanco, pero simplemente le vino grande aquella situación. Una vez se fue observó las cristalinas lágrimas que resbalaban por las mejillas del neko... Quizás por primera vez en su vida se le partió el alma.

-Pero... ¿qué...?- Su expresión se volvió de pronto fría como la nieve, casi daba miedo, entrecerró sus ojos agarrando al niño de la muñeca. -Lo siento pero te vienes conmigo. No pienso permitir esto.- Comenzó a andar hacia la salida a paso ligero. -¡¡Adiós!!- Gritó al supuesto jefe saliendo de la tienda, llevándose la ropa sin pagar.

No le dió tiempo a nada, cuando se dió cuenta ya estaba siendo llevado por el peliblanco hacia afuera de la tienda, más bien arrastrado
-E-espera un momento que....haces?- Dijo aún entre sollozos girando la cabeza para ver a su jefe el cuál estaba de lo más tranquilo sonriendo ante la escena.

-No creas que escaparás tan fácilmente pequeño...juju- Soltó el gordo casi en un susurro, pero Len entendió perfectamente lo que había dicho negando con la cabeza intentando que ese viejo se le fuera de la mente agarrando fuertemente el brazo del mayor, caminando junto a él sin dejar todavía de llorar.

Mientras caminaba con el pequeño en una mano y las bolsas en la otra, escuchaba los llantos del neko, mientras lo miraba con una sonrisa triste por el rabillo del ojo. Realmente el pequeño le transmitía... afecto. Era extraño. Una vez fuera lo alejó hasta llegar a una arboleda. Una vez allí se agachó y le secó las lágrimas al chico sonriéndole tiernamente, cosa que pocas veces hacía.

-Mi nombre es... Belphegor. Y no voy a permitir que te traten así. Es más, no pienso ver ese tipo de escenas en mi vida. Siento haberte sacado de allí así, pero me he puesto de mal humor... Además, ¿sabes? Eres muy lindo.- Comentó sin ningún pudor.

No soltó su brazo en ningún momento del camino, parando por fín en un sitio rodeado de árboles observando como el mayor se agachaba hasta estár a su altura comenzando a secarle las pocas lagrimillas que aún le salían. No duró mucho en ese estado y decidió no muy seguro abrazar al chico que tenía en frente, en ese momento era el único que tenía al lado y el único que le había ayudado a salir de ese infierno. Escuchó las tiernas palabras del joven lo que hizo que se aferrara más a su cuello con un leve rubor en sus mejillas
A-arigato...- Dijo en un suspiro estando ya mas calmado

Sonrió al recibir su abrazo, pero no correspondió. De todas formas, le agradaba que hiciera eso... Pero aún estaba su orgullo, y no iba a osar abrazarlo. De... momento.

-No hace falta que me des las gracias, enano... Lo hice por que yo quise. Además el gordo ese me daba asco...- Dijo amistoso pasando a reír.

Apartó al chico, agarrándolo suavemente por los hombros, y encontrándose con su ruborizado rostro... Se veía muy tierno.

-Mmm... Esta ropa tan pícara no debería llevarla alguien como tú...- Dijo carcajeándose por dentro, pero mostrando sólo una sonrisa picarona al exterior. -... Te queda muy mona.- Entonces no pudo aguantarlo y comenzó a reírse por unos segundos. Luego sonrió de forma dulce e insconcientemente al chico. -¿Tu vida era ese asqueroso? ¿Tienes casa o algo...?- Preguntó interesado en continuar ayudando al pequeño.

-Y por cierto... Aún no sé tu nombre.

No le gustó la forma en la que el mayor se estaba riendo de él, le hacía sentirse verdaderamente estúpido, se dejó alejar dócilmente entrecerrando los ojos con ese rubor aún presente bajando un poco sus orejitas y mirandolo con un teatral enojo. Cuando escuchó si su vida era ese hombre solo asintió con la cabeza
-Si...ese señor me había comprado y vivía con él no tengo a donde ir...-
Al recordarlo volvió ese semblante triste a su rostro pero enseguida se recompuso al oir el interes del mayor por saber su nombre
-Len....me llamo Len, encantado-

Sonrió, un poco enfadado por dentro por lo que escuchó anteriormente. En ese momento le vino algo parecido como instinto maternal, ya que el pequeño Len era tan mono... ¡podría cuidarlo y demás! Últimamente se encontraba un tanto sólo y aburrido...
Comenzó a poner distintas expresiones según sus pensamientos delante del neko, parecería estar loco, es más, en cierto modo, un poco si que estaba... Pero no tenía malas intenciones... Al menos no demasiado malas.
Finalmente agarró su rostro ilusionado e hizo que lo mirara a los ojos, ojos que brillaban de ilusión.

-Len, Len, dime que te vienes conmigo. No te preocupes, no te va a pasar nada.- Rió y se levantó dándole la espalda al pequeño y casi delirando. -¡Será genial, seremos como hermanos, te compraré ropita y te cuidaré, y te daré mimitos, vivirás como un príncipe!- Entonces recordó que precisamente él era uno... Se dio la vuelta y lo miró sugerente, volviendo a agacharse frente al pequeño.

-Serás... prácticamente un príncipe...- Su mirada cambió de nuevo a la ilusionada. -¿Qué me dices, pequeña cosa linda?

Se quedó mirando al mayor con una gotita en la cabeza -Está loco...- pensó el muchacho mientras en una de sus miradas vió como el chico hacía gestos raros con la cara haciendo que este se asustara un poco y más cuando se apoderó de sus mejillas e hizo que lo mirara directamente a los ojos, esos ojos que estaban brillando como si fueran unas linternas, brillanban tanto que le cegaban.
Le hiba a contestar cosa que no pudo hacer ya que este se dió la vuelta dejandolo con la palabra en la boca, alzó sus orejitas para lograr escuchar lo que el otro decía pero no llegó a entenderlo muy bien. Se sentía raro, nunca antes habían echo nada por él y ahora ese joven que tenía en frente lo quería acojer en su casa, realmente era raro pero bueno....Observó como de nuevo el joven se agachaba hasta estar a su altura y esta vez algo más calmado le respondió
-H-hi....viviré con usted....- Respondió casi tratamudeando, con los pómulos ardiendo de lo rojo que estaba y cojiendose los bajos de la camisa.

Cada vez le gustaba más el pequeño... Era precioso... Sus gestos, cómo se sonrojaba, los dulces movimientos de sus orejitas... El peliblanco no se aburría de mirarlo. Él lo interpretaba como que la belleza del pequeño estaba más o menos a su altura, por lo tanto podía codearse con él. Y si encima le transmitía esa especie de afecto... En su subsconciente decía que tenía que cuidarlo y estar con él.

-¡Pero qué cute que sos, Len!- Dijo emocionado, incorporándose de nuevo y agarrando su manita esta vez más dulcemente, comenzando a caminar a lo que sería el hogar del mayor. -Belphegor se encargará de ti... Y no me llames de usted, que me siento viejo.- Dijo con falso aunque creíble enojo mirándole de soslayo, aunque luego rió levemente.

-El pequeño Len no tiene ropa, ni juguetes, ni nada...- Comenzó a murmurar para sí mientras caminaban, mientras el dedo índice de la mano que tenía libre reposaba sobre sus labios, pensativo. -Y supongo que estará un poco asustado y confuso... Bueno, es igual, le daré algo mío... Aunque le quede un poco grande. Y ya me encargaré de comprarle diversión... Si no le basta con la mía.- Esa última frase la dijo con doble sentido, volviendo a mirar al neko de lado, sonriendo de forma extraña... Len lo estaba escuchando, y esa frase era algo que debería interpretar como jueguetes y demás... Cosa que era cierta. Pero también habría algo más a parte de eso... O quizás no. Por la cabeza de Belphegor rondaban muchas ideas, que no sabría si llevar a cabo.

Agarró la mano del mayor no muy seguro de lo que hacía pero que otro remedio le quedaba....Suspiró mirando al chico de reojo aún con su sonrojo visible, escuchaba todon lo que decía, sus ideas, sus murmullos, meneó su colita divertido ante las palabras del mayor, realmente ese tipo estaba loco pero a la vez era gracioso. Segundos más tarde tubo que mirarlo de forma extraña
-¿Diversión?....no necesito diversión no soy ningun niño- Refunfuño enojado haciendo un mohín con sus mejillas, no había cosa en este mundo que más le chocára que lo interpretaran como a un niño chico que necesitaba de su "mama"

-Primero, sí que eres un niño, y segundo...- Dice acariciando dulcemente sus mejillas hinchadas. -¡Querido, todo el mundo necesita divertirse! Hasta esos viejos verdes.- Eso último lo dijo con una especie de enojo, pero enseguida volvió a sonreír al rubio.

Recorrían las calles bajo ese cielo gris, aunque no muy cargado, y el mayor balanceaba sus manos... un tanto infantil. Por primera vez se dirigió al pequeño de forma seria. Mirando al cielo, y con la expresión seria, dijo con voz suave.

-Y... Len... Si quieres algo, sólo tienes que pedírmelo... "Venga ya, ¡¿qué estoy diciendo!?"- Se contradijo a sí mismo... Sin embargo, le sonrió al pequeño, dulce... Sin esa expresión rara.

¿!Que no soy un niño!? Volvió a replicar al mayor con un enojo aún más grande-Tranquilo Len...no debes dejarte llevar por este tipo- Pensó para si mismo mientras intentaba calmarse, no volvió a decir palabra sobre eso de divertirse realmente lo veía estúpido.

Siguió el balanceo de sus manos con una expresión divertida en la cara, moviendo su cola y orejitas felizmente. Dirijió su mirada al mayor, observando como este miraba al cielo con una cara un tanto seria. Alzó sus orejitas para escuchar perfectamente sus palabras, no dijo nada, solo sonrió de forma inocente pasando el brazo del mayor por sus hombros, abrazándose él a su cintura un poco avergonzado y rojo hasta las orejas, siguiendo con esa postura durante todo el camino

"Sí... Un niño." Se repitió en su cabeza, pero se limitó a reir ante la réplica del pequeño.

Observaba al rubio... Su sonrisa, sus gestos. Se veía conento, y eso hacía feliz a Bel... Aunque éste no se daba cuenta.
Se sorprendió un poco cuando, tras su comentario, Len se aferró a él. Sonrió y apretó cariñosamente su mano en el hombro del neko, mientras continuaban andando. Se veía precioso sonrojadito...
¿Dónde estaba quedando el orgulloso, creído, egoísta, egocéntrico, sarcástico, hiriente y demás del trastornado de Belphegor...? Simplemente, con el pequeño se comportaba así... Era extraño. Pero el pelicana lo ignoraba, simplemente continuaba... No pensaba en esas cosas.
No dijo nada más, no hasta que llegaron a un gran edificio cerca de la playa... Se veía muy privado y sólo para ciertas personas. Sacó una llave, colgada de un llavero y otras llaves, de su bolsillo trasero, y abrió una pequeña reja, que estaba al lado de un portón grande para vehículos, y que daba a un paseo con unas plantas muy cuidadas. Entraron dentro.

[Seguimos aquí precioso ^^ URL]