Interior

Se dejo llevar por el niño y rio suavemente cuando le advirtio de no hacer nada extraño. La risa que solto fue liviana y trivial, dejando ver por un momento sus dientes blancos. Entraron a la Iglesia, grande y amplia, hace mucho que no entraba a una y se sintio extraña. ¿La gente no debia persignarse al entrar? .... Como sea..

Llegaron a un lugar mas apartado.

El niño demandó informacion de inmediato.

Ahh, Loveless-kun -dijo con voz mas bien baja ya que habia gente orando en el resto del lugar - Relajate un poco, no me voy a escapar~

Se sento en la banca que le quedaba mas cerca y cruzo las piernas. No habia gente orando cerca, por lo que podrian hablar libremente.

¿De qué se reía? Comenzaba a mosquearlo un poco.

-¡No me llames así...!- Dijo en voz un poco más alta de lo que debió. Se sonrojó y agachó la cabeza, no parecía haberlo oído nadie.

Se puso de pie frente a ella, con los brazos cruzados.

-... ¿Qué sabes de Loveless...?- Dijo aún sonrojado aunque con rostro serio.

Dejo de sonreir y miro al chico con mirada desinteresada, le tapaba toda la vista del altar en donde se celebraban las eucaristias.

Por que hablas de Loveless en tercera persona? Mh... me pregunto si Agatsuma Soubi hizo lo correcto al decirte tu verdadero nombre - dijo con una sonrisa de satisfaccion en su rostro.

Tu que crees, pequeño? - le pregunto con incredulidad.

-Hablo en tercera persona porque no me gusta... Aunque me refería a la pareja Loveless...- Contestó sin variar su mirada entrecerrada. -Y no sé qué creer... Sólo quiero que me digas qué sabes de Loveless, de qué me conoces... Y también sobre mi pareja.- Probablemente estuviera preguntando demasiado, pero aquella chica parecía interesante... Aquella adulta parecía saber mucho.

Suspiro largamente, el neko no se movia y seguia sin dejarle mirar el altar donde ahora una señora rezaba en voz alta. Le parecio curioso y le mosqueo un poco no poder verla bien.

Solo una palabra responderia una gran duda en su mente, de dónde lo conocía.

Levanto la mirada al alto y adornado techo y dijo como si no tuviera importancia.

Seimei...

Abrió sus ojos y dejó sus brazos sin fuerzas, cayeron rozando el aire y quedó petrificado mirando a la chica... Parecía haber visto un fantasma. Una tímida sonrisa, que no sabía si salir a la luz o no, se dibujó en su rostro, y adelantó un par de pasos hacia la chica peliazul, ignorando completamente cualquier otra cosa que hubiera dentro de la sala, como la mujer del rezo en voz alta.

-¿C-conoces a mi hermano...?- Preguntó un poco nervioso...

Aparto la mirada del amplio techo de la Iglesia y la retorno hacia el niño que la miraba ahora de una manera totalmente diferente...parecia ademas de curioso...feliz?

Sonrio levemente, pero esta vez sin malicia, le habia llegado a conmover levemente la emocion que estaba intentando ocultar el muchacho, le miro con ojos casi dulces.

Por supuesto, Ritsuka-kun...

Le estaba mirando dulcemente... Qué extraño. ¿Cuáles eran las intenciones de la chica...? En realidad, no le importaba. Sólo le interesaba su hermano.

-¿Y sabes... quién lo mató...?- Dijo mientras su expresión, aunque sonriente, parecía volverse profundamente triste...

Miro al pequeño. Sabia que mas tempran oque tarde le preguntaria eso...

Eso...

Eso que...

No puede ser respondido...

No

No le dejo de ver por un segundo, le daba ...pena? la tristeza del pequeño... ojala pudiera ayudarlo, pero...

No....no lo se, Ritsuka-kun - respondio con seguridad.

Al escuchar lo que sabía que escucharía suspiró profundamente, mientras su sonrisa desaparecía por completo y miraba al suelo.

-Está... bien... Y... ¿sabes qué es Las Siete Lunas?- Preguntó volviendo a alzar la vista para mirar a la chica.

"Las siete lunas.."
"Nanatsu no Tsuki..."


Rio levemente al escucharlo, honestamente creia que el nombre era levemente exagerado, casi mistico, tomando en cuenta que los miembros activos se habian reducido bastante.

Que se..?

Miro al niño con una sonrisa despreocupada en su rostro.

Me recuerda al juego del "si" y el "no", a ti no, Ritsuka-kun? - pregunto solo por la diversion de ver cual seria la reaccion del niño.

En ese momento abrió mucho sus ojos, eso lo escuchó en otra parte... De otra persona...

-¿Q-qué intentas decirme...?- Dijo un tanto asustado.

Yo..? Intentar decirte..?

Una leve decepcion se apodero de ella, pensaba que el niño era un poco mas perspicaz.

Vamos, Loveless-kun, estamos aqui hablando porque tu quieres saber algunas cosas, yo no quiero decirte nada, solo quiero escuchar lo que tu tienes que decir. - dijo girando la direccion de la conversacion con destreza.

Su rostro mostró una ligera expresión de enojo, ya eran demasiados rodeos y no llegaba a ninguna parte.

-Yo no tengo nada que decir... Sólo quiero saber qué pasó con mi hermano...- Dijo mirándola desafiante.

Sonrio divertida, pero luego se puso seria.

Si supieras Ritsuka... sabrias que tu hermano, no es quien piensas que es..

Dijo eso en todo de confesion, pero el niño era terco, seguro no le iba a creer.
Aun ais queri ver que ocurria con su reaccion

¿Estaba llamando falso a su hermano? ¿Acaso estaba insinuando que mentía, que era un mentiroso, que se ponía caretas? Se sonrojó levemente y su expresión de enfado se marcó un poco más.

-¡Seimei es Seimei!- Gritó a la chica, sin importarle si molestaba en la iglesia, territorio santo...

Se sorprendio levemente por la reaccion del niño pero estaba dentro de lo que esperaba.

Le sonrio levemente y ubico su dedo indice sobre su boca como gesto de silencio.

Traquilo, niño, Estamos en territorio santo, no te exhaltes...

La gente que antes oraba veia a Ritsuka con desaprobacion y asintieron satisfechos por la "reprimenda".

Querido muchacho, tienes razon, Seimei es Seimei... el detalle que tu no sabes, pero que seguro sospechas, es que tu nunca conociste al verdadero Seimei.

Ni siquiera miró a su alrededor, no se inmutó, continuó mirando fijamente a los ojos de la chica. Una vez terminó de hablar, no con mucha fuerza, dio un manotazo al dedo de la mayor, para volver a hablar, en un tono más bajo:

-¿De qué estás hablando? Seimei sólo hay uno. ¿Qué es eso del verdadero?- Preguntó sin entender mucho.

Suspiro y miro la mano que habia manoteado el pequeño, que agresivo se ponia cuando trataban esos temas.

Aun asi fijo su mirada ambarina en los ojos violeta del niño para que no quedara duda de que decia la verdad.

Sonrio.

El Seimei que conoces es falso, Ritsuka-kun, debes de saberlo.

Esa mirada le afectaba en cierto modo. Pero acompañada de esa sonrisa...

-¿Cómo que es falso...?- Dijo, realmente no comprendía nada.

Parpadeo rapidamente un par de veces y se enfoco de nuevo en el niño, sonriendo del mismo modo, de hecho, ampliando un poco mas la sonrisa.

De verdad, niño, tu no conocias a Seimei... - respondio- El sujeto amable y compasivo y buen hermano solo existía para ti, Ritsuka... solo para ti.

Podría ser cierto... De todas formas su hermano era bueno. Para él... ¿Quizás sólo para él...?

-Será... porque sólo yo lo merecía...- Dijo buscando como desmentir sus palabras.

Se sorprendio mucho ante la soberbia del niño, no puedo evitar inclinarse hacia adelante y comenzar a reir tapando su boca con una de sus manos para no molestar a la gente. Rio asi unos momentos y luego se incorporo quitando de su ojos diestro una pequeña lagrima que habia brotado por la risa.

Oh, realmente no conocia esta parte de ti, pequeño, de verdad eres el hermano menor de Seimei, no hay duda de ello.

Eso realmente lo avergonzó. Miraba sonrojado cómo se reía la chica, y dio un paso atrás.

-... ¿Quién eres...?- Preguntó desviando la mirada.

La verdad esperaba que el niño no la recordara, asi que le sonrio de manera indulgente y le hablo con voz sencilla, mirandole directo a los ojos.

Mi nombre es Sagan Nagisa.... temo que a mi no me conoces, pero supongo que recuerdas a mis "alumnos"...

Hizo una pequeña pausa y luego su sonrisa se amplio levemente.

Zero.